lunes, 17 de febrero de 2014

Artículo 1. tu madre y tu mujer son incompatibles en la cama.

Cuando dos se meten en la cama, y no es precisamente para dormir..., hay errores que no debemos cometer nunca.

Imagínate en plano éxtasis orgásmico, después de un mes de ayuno y abstinencia, da igual que seas hombre o mujer, y en ese momento álgido, llega tu pareja y te dice totalmente entusiasmad@: Cariño, acabo de recordar que tengo que llamar a mi madre, tu espérame aquí que vengo enseguida.

Y sale del dormitorio, a oscuras, sin ropa, dispuesto a coger el teléfono, como si fuera el fin del mundo.

¿Como que espérame, pero esto que es? Dejarme a mí con el postre a medias. ¡Señor que paciencia! 

En realidad no se que es peor, si que te dejen a medias o que esto se produzca por culpa de la suegra, por muy bien que se lleven tu pareja y tu madre estas cosas joroban un poco. 

El caso es que has dejado a la parienta en la cama, ardiendo como una hoguera en enero, y con una mala leche que no hay quien la aguante.

Si no sucede muy a menudo lo podemos considerar un descuido, pero como sea una costumbre, la has liado pero bien. Ya no puedes arreglarlo con nada, porque seguro que a lo que regreses a la cama con decisión de rematar el asunto, tu pareja ya se ha quedado dormid@ y por mucho que de des besitos no hay nada que le haga despertar. Y más te vale que no abra los ojos...

Y es que siempre se ha dicho que tres en la cama son multitud. 

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